domingo, 10 de octubre de 2010

Lyra y su constelación


Lyra era una estrellita joven, de apenas unos tres millones de años de edad. Cada día su madre le permitía abandonar su nebulosa para salir a jugar con las estrellas y luceros vecinos, pero era su obligación volver antes del crepúsculo. Y así lo hacía cada atardecer. No obstante, se preguntaba constantemente por qué no podía salir de noche, si todo era maravilloso a esa hora, había tanta luz y colores y miles de astros paseándose por el firmamento.

Un día, al volver a su casita, esperó un descuido de su madre y salió a hurtadillas. Se escondió tras un satélite y con asombro contempló todo lo que sucedía en el universo. Observó planetas imponentes adornados de plateadas lunas, cometas y asteroides retozones y miles de estrellas que centelleaban alegres con todo esplendor.

Tal sería su sorpresa al descubrir a sus amigos con los que salía a jugar todos los días; éstos, junto a sus familias creaban hermosas figuras ¡eran constelaciones! Y comprendió que debía volver a ocupar su lugar con orgullo, pues sin ella, su constelación estaría incompleta. Además, se enteró que es observada desde la Tierra por las personas, quienes la admiran por su belleza.

Desde entonces, antes de que llegue la noche, deja el juego y sale corriendo al lado de su familia para brillar con mucha intensidad para que tú la puedas contemplar formando su propia constelación.


© Lissette Flores López. Derechos Reservados.

viernes, 1 de octubre de 2010

Avecillas de perpetuo vuelo


















A: Alicia, Alejandra, Andrés, Katia y Antonio, mis preciosos colibríes, con amor

Bodoquitos llenos de impaciencia
y pestañitas de inquietas primaveras
van agitando con frenesí
sus tornasoles alas de colibrí
alumbrando el alma con su inocencia.

En piraguas de azul ensueño
adornadas con musgo y heno,
mariposas y hierberas de colores
navegan en un cielo de ilusiones
avecillas de perpetuo vuelo.

Un himno con eco sonoro de alegría
se enreda entre el otoño y su hojarasca,
cuando con su sonrisa infantil todo abarca
y nos recuerda que la vida es una analogía,
una moneda que se gasta en un nuevo par de alas,
pero que bien vale la pena vivirla día a día.



© Lissette Flores López. Derechos Reservados.