miércoles, 16 de diciembre de 2009

El jardín de Tata

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Un día el padre de Tata decidió remozar su jardín. Botas de hule, guantes amarillos, cachucha para el sol, pala, tijeras, regadera y semillas ¡todo listo para empezar!
Tata curiosa le observa.
-¿Queres ayudarme, Tata?-
-¡Seguro que si papá!-
-Veni entonces, aprovechemos los rayos del sol para hacer una buena siembra- dijo el padre.
Vaciaron algunas macetas; a Tata le parecía fascinante la idea de jugar haciendo caminitos y montañas de tierra.
De lo más entretenida estaba cuando de pronto gritó muy asustada.
-¿Qué sucede?- preguntó sobresaltado su papá
-Se me ha subido un animal al brazo ¡quitámelo¡ ¡quitámelo!
Sonriendo el padre le dice -¡anda! no tenés que temer, es sólo una lombriz que ha querido jugar con vos, es inofensiva.
-Seguro está molesta porque le tumbamos todo- dijo Tata.
-No lo creo hija, ella sabe que le pondremos más guapa su casita.  Mientras terminamos de trabajar vamos a dejarla aquí al pie del guayabal-.
Pasaron toda la mañana en el jardín removiendo tierra y reubicando macetas. Tata ayudó a su padre a sembrar semillas de flores y hierbas aromáticas. De vez en vez se distraía con alguna mariposa que volaba mansamente por ahí.
Ambos estuvieron de acuerdo con el nuevo diseño del jardín.
-¡Ha quedado hermoso papá! Ahora vamos a comer que muero de hambre-.
-Me parece que olvidas algo muy importante, Tata-
La niñita extrañada ve a su alrededor y no entiende qué es lo que pudo haber dejado de lado. -Dime papá ¿qué es eso tan importante que he olvidado?-
-¡Pues regar las plantas! que sin agua no crecerán las semillas que has sembrado, así que ve por tu regadera y rocíales del vital líquido-
Tata feliz corre por su regadera. Humedece cada plantita del jardín, parte del agua cae en la maceta y el resto en sus botitas rojas.
-Ya verás cómo crecerán tus flores- le dice su padre.
Con el tiempo Tata ve su jardín florecido ¡cómo han crecido sus plantas! De la mano de su padre hacen un recorrido por el lugar. Con sorpresa ve sus flores, todas de pintorescos colores, pero le impresiona ver la cantidad de bichitos que hay entre ellas.
-¡Mirá papá! ¿qué hacen todos esos animalitos en nuestras flores? ¡es que acaso se las comerán!-
Tras una carcajada el padre le explica: no mi niña, lo que ves es un ecosistema que le has facilitado a esos bichitos con las plantas que sembraste, no provocarán daño alguno, al contrario, harán que el jardín se vea más bonito. Es más, por las noches las hadas cuidarán de el.
¿¡Hadas!? exclamó Tata.
-¡Claro! ¿quién crees que coloca gotitas de rocío sobre las telarañas cada madrugada?- dijo su padre.
No sólo las flores eran encantadoras en aquel lugar, lo eran también los colibríes, tortolitas, abejas, grillos, caracolitos, libélulas y luciérnagas que se ponían muy felices cada que Tata entraba a jugar a su jardín. Ella aprende de la vida y se recrea con sus bondades y maravillas.
© Lissette Flores López Derechos Reservados.